"En este mundo traidor, nada es verdad ni es mentira, que todo es según el color del cristal con que se mira."

Que nada es absoluto, que todo es relativo, conlleva a exponer que nada tiene una verdad universal. Todo puede ser cuestionado, y para ello tenemos que asimilar que debemos ser tolerantes y flexibles.
Ya desde lo básico, varones y mujeres somos expresiones diferentes y complementarias de una misma esencia, la humana. Y a ninguno nos está negado el acceso a todas las sensaciones, emociones, pensamientos y sentimientos. Cada uno puede reaccionar a una misma realidad, de forma diferente, incomparable y dispareja.
Por ende considero que la mayor transformación que podemos aportarle al amor es la de vernos y aceptarnos como diferentes. Diferente no significa peor o mejor, superior o inferior. Diferente, es el que muestra una expresión distinta.
Si todo fuese absoluto, no existirían las diferencias, las criticas, las opiniones, el aprender del otro.
El vínculo del amor es una sinergia: la suma de dos energías diferentes, cuyo resultado es más y es distinto al simple agregado de ambas. Sólo construido por diferentes que se aceptan y se celebran así, el amor puede ser una creación en transformación permanente. Si los hombres y las mujeres de hoy no podemos explorar nuestras verdaderas y esenciales diferencias, no podremos transformar el amor y lo habitaremos como un campo de batalla en el que sólo puede haber perdedores. Nuestra misión es convertirlo en un campo de co-creación.