Tuesday, January 17, 2012

“Cada vez que elegimos, resignamos. Renunciamos a algo para acceder a algo. Podemos vivir esa renuncia como una perdida. O podemos advertir que agrega valor a aquello por lo que optamos. Elegimos porque somos limitados. Así nacemos, eso hace a nuestra realidad. Nos condiciona el tiempo y el espacio.Si fuéramos inmortales, omnipresentes, ilimitados, si jamás debiéramos renunciar a algo porque todo nos es posible o permitido, quizá el resultado sería la indiferencia, la incapacidad de valorar, el desconocimiento de lo que es un logro, la apatía ante la ausencia de desafíos existenciales y aunque creyéramos que todo nos es dado, nos enfrentaríamos a la nada.” (Sergio Sinay)

Elegir es preferir, es destacar una decisión sobre otras, es tener en claro lo que uno quiere, es votar por aquello que a uno lo satisface. Ese poder de elección debería de estar protegido por uno mismo, defendido por nosotros y custodiado al máximo. Ya que si hay algo en lo que el ser humano es libre, es en el poder de elección.
Encontrar a aquella persona que buscas para elegir es cuestión de tiempo, conectar con una persona puede llegar a ser fácil pero encontrarla te puede llevar toda una vida. Elegir a tu compañero de vida es atrancar en la orilla que tanto exploraste, es descartar otras opciones para poder focalizarte en una.

La mentira, puede llegar a ser el peor aliado de tus elecciones. Mentirle a los demás o mentirse a uno mismo es no estar dispuesto a ser claro y traslucido en las elecciones de la vida.
Mentir es querer ocultar, es manifestar lo contrario a lo que uno cree, sabe o siente. Mentir es deformar la realidad, es querer que algo sea lo que no es. El único afán de la mentira es demostrar que la persona que la utiliza se esconde y no es transparente.
Mentir es utilizar un recurso facilista, sin tener que pasar por esfuerzos ni penurias, aunque el precio que se corre es la posibilidad de ser descubierto y quebrantar la confianza de los demás. Es aliada de la inseguridad, en nuestra capacidad de pensar que no somos aceptados tal como somos.

La sinceridad, en cambio, es sinónimo de claridad y pureza, de las personas relajadas que no tiene que vigilar la versión que da de sus anécdotas y los episodios vividos, porque los transcribe al dictado de su memoria.
Jugar limpio, ser naturales, y demostrar seguridad en uno mismo, es el mejor camino para ser aceptados por los demás tal cual somos.
Elegir ser uno mismo, respetar a los demás y dedicarse a buscar a nuestro compañero de vida, es la mejor opción para ser felices.

Echa luz sobre tus valores, para no pasar dormido por la vida. Estar despiertos también es una elección.

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