Destino

Destino. Del cual se cree que es una energía o fuerza incontrolable, que actúa de forma inevitable sobre nosotros, los humanos.
Si existiera tal energía que nos llevara a actuar de manera pre-determinada, de donde surge entonces, y con qué sentido existe tal fuerza suprema que nos guía por un camino ya establecido.
Que poco control tendríamos de nuestra propia existencia y que insuficiente sería nuestro poder de elegir.
No creo en las casualidades del destino, aquellas que se basan en circunstancias inevitables. Creo sí en las causalidades, principio por el cual nada puede existir y coexistir sin una causa suficiente amparable; la cual este relacionada a su vez a un efecto.
Ejemplo perfecto es el resultado de nuestra relación, la cual hoy es lo que es por consecuencia de una cadena de momentos y factores que conllevan a lo que hoy somos cuando nos miramos a los ojos.
Nada existe por azar, y lo creado siempre tiene su justificado.
Creer en el destino es para los vanidosos y los rendidos, que se creen que ya todo esta escrito y no pueden hacer más que esperar que todo ocurra.
Si uno se despegara de esa creencia, vería que la capacidad de anhelar, crear y elegir, es tan inmensa que el destino nos queda muy chico.