Las mentiras son construidas como excusas perfectas por aquellos que no consiguen hacerse cargo de la verdad. La mentira, al igual que el perdón son dos palabras que detesto escuchar. Pero sin embargo no puedo negar que las utilizo de vez en cuando.
El perdón, por su parte, es una simple palabra que uno dice para resumir toda una cagada que anteriormente se mandó. Se lastima a una persona por cualquiera que sea la razón, y ya uno lo primero que aprende a decir es perdón o en su mayor defecto disculpas como para que todo lo hecho se haga dicho y concluido. No considero que la palabra perdón sea mágica como para sanar y olvidar el daño ya ocasionado. Por eso yo prefiero las explicaciones, justifiaciones y arreglos. No perdones o disculpas baratas para llenar mis oidos con algo. La mentira por su parte, a veces duele menos que la verdad e incluso sana. Pero todo lo dicho a través de ella, es irreal, ficticio y aparente. Y tiene que venir de un buen creativo como para que dicha mentira se haga conscientemente real. Por eso yo opto por dejar el perdón de lado, y a su vez empezar a incluir verdades en nuestras vidas.
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